La construcción de Doguitos 2021, el equipo que no fue campeón pero enamoró
Alguna vez alguien afirmó que de los segundos no se acuerda nadie. Mentira. Lo desmiente un equipo que deslumbró con su juego en el Campeonato Argentino M18 que se disputó la semana pasada en Santa Fe. Los Doguitos no fueron campeones, perdieron la final ante Buenos Aires por un punto, pero enamoraron con su rugby vertical y generoso, fuerte en el contacto y preciso en la elaboración. Su entrenador jefe, Diego Ghiglione, cuenta la génesis y construcción de un grupo que le llenó el corazón.
¿Con qué sensaciones regresaste de Santa Fe?
La sensación es la misma que sentí ni bien terminó el partido: orgullo de ver un a equipo y a chicos de 18 años que supieron darnos la identidad de nuestro rugby cordobés. Y, sobre todo, verlos disfrutar a ellos, haciéndonos emocionar a nosotros. Regresé emocionado por haber estado cerca de ellos.
En el momento del balance, ¿qué pesa más?: ¿el buen juego que mostró el equipo durante todo el torneo o la frustración por no haber ganado la final?
Cualquier deportista o protagonista de una competencia la quiere ganar o llegar lo más lejos posible. Fue un grandísimo torneo, y de haber ganado la final seguramente nos hubiese dado una mayor trascendencia y alegría, pero tuvimos en claro -desde el primer minuto de esta conducción- que la prioridad era formar jugadores, contenerlos en su crecimiento y jugar con la impronta que el rugby de Córdoba exige. Y hoy, pasado unos días, sentimos la alegría de ver que se cumplió con nuestros objetivos: 13 tries a favor y sólo 1 en contra, 18 quiebres a favor y 2 en contra en todo el torneo, que es de máxima exigencia nacional. Es una foto muy importante para nuestro rugby juvenil. Largamente el juego superó seguramente al ego de cada uno de haber querido ganar la final, en el aprendizaje estará ver por qué se escapó.
¿Qué fue lo mejor del equipo? ¿Qué te hace sentirte orgulloso de estos pibes (si es que hay alguna razón, claro)?
El perfil de equipo que fuimos armando con ellos desde que arrancamos con 60 jugadores fue el mismo con el que cerramos la última charla. Lo mejor sin dudas fue la intensidad con la que se jugó, con o sin pelota; seguramente eso puede llevar a cometer errores por la ansiedad de acelerar siempre en cada contacto, pero era lo que queríamos y entrenamos. Sabíamos que corriendo fuerte y derecho, estando antes y durante, y pasando en velocidad íbamos a tener nuestra identidad. Lo mejor en cada pelota estaba por venir. Eso los llevó a ellos mismos a ser muy generosos dentro y fuera de la cancha, porque si íbamos a ser intensos teníamos que estar cerca, y estos chicos y colaboradores se movieron siempre así: juntos y con convicción.
¿Cómo fue el vestuario post final?
Fue cortito. Nosotros, como grupo de trabajo, antes de irnos del hotel le escribimos: gracias y sigan emocionando. Y cumplieron en todo. Obvio que hay una frustración por el resultado final, por esa última pelota, pero lo único que valía en ese momento es que no había nada que reprocharse, habían dado todo y habían puesto a Córdoba, desde el juego, en un lugar de privilegio.
¿Cómo se formó el grupo, cómo fue el proceso en tiempos tan complicados?
Cuando Félix (Páez Molina, presidente de la Unión Cordobesa) me dice de la posibilidad de agarrar el seleccionado juvenil de Córdoba sentí que iba a ser hermoso y sentí un gran apoyo de la conducción de la Unión y de él como presidente. Ese orgullo me hizo pensar en armar rápido un plan y misión a seguir. La estrategia que armamos desde principios del 2020 era hacer sinergia entre el trabajo de Cefar que maneja excelentemente Guille Taleb, la Academia con Galo Alvarez Quiñones y lo que sería el trabajo de Doguitos. Así fue que gracias a ellos pudimos ganar tiempo y la selección fue casi impecable por el conocimiento de los jugadores. Durante el proceso nos encontramos con que se jugaban Interacademia, partidos por el torneo de Córdoba y amistosos de Doguitos, ahí fue que hicimos una autocrítica con ayuda de los entrenadores de las M19 de los clubes de Córdoba y armanos una mejor dinámica para que cada uno tenga la posibilidad de trabajar de la mejor forma sin sobrecargar a los chicos y que ellos disfruten cada momento, En definitiva, dejaba de ser prioridad el estamento para que la única prioridad sea el jugador y su crecimiento, su disfrute. Además, tuvimos una cancha durante los tres meses a disposición y eso fue excelente.
Y junto a vos, un grupo de trabajo…
Con el paso del tiempo me doy cuenta de la humildad y pasión que entregó el grupo de trabajo. Era llegar a entrenar y ver a Stéfano (Ambrosio), Gastón (Dunayevich), Galo (Alvarez Quiñónes), Genaro (Fessia, el año pasado), Guille (Taleb),todos listos para hacer cada cual su rol con una humildad y pasión absoluta. Grandes referentes del rugby de Córdoba poniendo todo para compartir ideas y juego con los chicos. Quiero nombrar, porque estas son estructuras amateurs, a Mato Posada, Boti Sobrera, Juan Royer Igna Fauez, Tomy Morán, el profe Andres Zacarelli…ellos hicieron que nunca nos faltara nada.
Te emocionas…
Puede haber mejores o iguales camadas y cada región aprovechará su momento para el resultado de un torneo, pero si mantiene su identidad y trabajo, Córdoba seguirá siendo la más grande Unión del interior del país. Y quiero repetirles a los chicos, a los 60 que empezaron: gracias y sigan emocionando.
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